Un activo de conocimiento es un activo que se genera a partir de las experiencias o la innovación de una organización que puede convertirse en activos físicos reales como la riqueza en el futuro. Algunos de estos activos son tangibles, como los derechos de autor o las patentes que son propiedad de una empresa y pueden transformarse en productos rentables. En la mayoría de los casos, un activo de conocimiento es una parte intangible de información obtenida de los procesos de producción, el historial de inversión o la fuerza laboral de una empresa que puede ser impactante cuando se usa correctamente. Destilar esta información en mejores prácticas utilizables para formar una organización y hacer negocios es la forma en que este conocimiento se vuelve tan valioso.
Hay muchas compañías cuyo valor es obvio por los números en sus balances o informes de ingresos. Pocas de estas empresas se topan con este tipo de riqueza por accidente. Lo hacen mediante el uso de conocimientos que provienen del liderazgo innovador o de la prueba y error a lo largo del tiempo. No importa el caso, las empresas con el conocimiento más útil pueden obtener una ventaja competitiva sobre sus rivales. Como resultado, un activo de conocimiento puede ser tan importante como cualquier activo físico propiedad de una empresa.
Algunos ejemplos de un activo de conocimiento tienen manifestaciones físicas reales. Una empresa que posee la patente de algún producto comercial revolucionario o una técnica de producción que ahorre dinero puede convertir fácilmente esa patente en ganancias. Los derechos de autor son igualmente valiosos, teniendo en cuenta que otorgan a la empresa que los posee derechos exclusivos sobre los activos que protegen. Cada uno de estos documentos emana del conocimiento de sus creadores.
En muchos casos, un activo de conocimiento es una información intangible. Esa información puede provenir de la experiencia pasada de la compañía en cualquier número de áreas. La gerencia de una empresa puede aprender de la experiencia cómo alinear su organización, racionalizar la producción, comercializar productos, atender a los clientes, etc. En ciertas ocasiones, el activo puede provenir no de la experiencia, sino de algún tipo de innovación creada por alguien de la fuerza laboral de la empresa.
Si bien un activo de conocimiento es indudablemente valioso, el proceso que convierte ese conocimiento en información útil es igual de importante. Una gran empresa tiene que procesar fragmentos de información aparentemente interminables de múltiples fuentes y destilar todo eso en algo que pueda ayudar a las empresas. Los activos de conocimiento son especialmente útiles para una empresa que desea diseñar mejores prácticas. Las mejores prácticas son los métodos óptimos para llevar a cabo una organización empresarial en cada departamento, y la compañía que puede confiar en sus mejores prácticas tiene una gran ventaja sobre aquellas compañías que aún buscan respuestas.